FRAGMENTO DE LA NOVELA "CHINANDEGA: MEDICOS CUBANOS EN NICARAGUA"
s
Cuando estaban más contentos por la
cerveza y los entremeses, se fueron a bailar al Ranchón donde había una pista
de baile. Bailaron con impeto y alegría. No podían pedir más a la vida. Ya había caído la noche y más allá de los
mangales que rodeaban la finca se cernía la obscuridad del bosque tupido y la
luna nueva proyectaba su claridad sobre el lindero del bosque. De repente un
helicóptero con un ruido ensordecedor atronó el cielo. Varios jeeps militares
ocuparon el área.De uno de ellos alió el comandante Fidel Castro y toda la
juventud corrió hacia el vehículo a aplaudirlo y agasajarlo.
Fidel vestía como siempre su uniforme de
verde olivo. Se colocó al lado de la puerta del jeep y hablo a los presentes:
__ Veo que todos son muy jóvenes. Es la
primera misión que enviaremos a Nicaragua a realizar el internado en los
Hospitales de los diferentes departamentos. Con ustedes van los profesores de
las materias más importantes__ Hizo una pausa larga y después miro a la
encargada del grupo de apoyo al comandante a quien se le había recomendado
especialmente organizar esta misión. __ Ángela tú me dirás si todo esta listo,
ya se van pasado mañana.
Ángela, una muchacha de unos treinta años
con el pelo teñido de rubio, esbelta y bonita, respondió:
__ Si, Comandante, ya todo está listo hasta
el mínimo detalle. Los chicos estarán bien colocados.
__ ¿Por qué no nos vamos al Ranchón a tener
un intercambio más cercano con los jóvenes? __ Inquirió Fidel.
Todos los muchachos corrieron al Ranchón
donde se sentaron en las sillas e hicieron un semicírculo alrededor de una de
ellas donde tomo asiento el Comandante. Daniel se quedó en la parte exterior
del ranchón y se subió a una silla para ver al Dirigente desde las alturas. Lo
intimidaban los guardaespaldas que con sus walky-talky rodeaban el ranchón. De
momento tuvo la sensación de ser excluido de una manada de perros. Si fuera más
osado se habría sentado junto al macho alfa y le hablaría directamente de sus
preocupaciones. Pero eso ya no era posible. Fidel hablo:
__ He dejado recientemente el hábito de
fumar habanos. No ha sido fácil. Lo que más extraño es la ausencia del
encendedor en mi bolsillo más que los habanos. Siempre que salía me palpaba el
bolsillo en su busca y aun no pierdo la costumbre.
Todos rieron por la anécdota. Ya relajado
el ambiente Fidel fue al tema principal: la misión.
__ Sé que ustedes van a llevar en alto el
espíritu de nuestra juventud aguerrida a Nicaragua y sabrán demostrar cómo es
un médico cubano revolucionario. Siempre dar el ejemplo. Sacrificio es lo único
que les pedimos. La Revolución sabrá compensarlos luego. __ Hizo una pausa y
luego añadió cambiando de tono y dirigiéndose a su lado __ Ángela. ¿Hay alguna
cosa que los chicos necesiten y no te hayan pedido?
Ángela llevaba dos años trabajando con el
grupo de apoyo al Comandante. Lo conocía bien para anticiparse a sus deseos.
Mientras otras cabezas rodaban por el menor error, ella había sido capaz de
mantenerse en pie, luchando a brazo partido contra un ególatra que no admitía
la menor falla. Así había casi anulado su personalidad. Solo convirtiéndose en
una máquina de eficiencia y rapidez para complacer los deseos más mínimos del
jefe. Había mantenido un espíritu sumiso pero firme en tomar decisiones,
adelantándose a los caprichos del Presidente. Así había sobrevivido y
planificaba mantenerse en el ruedo por algunos años más. No se engañaba. Sabía
que los subordinados al comandante no duraban mucho. Por ello tenía una carta
guardada en la manga:
__ Mañana a primera hora recibirán en la
Facultad de Girón donde se hospedan libros de Cirugía y de Medicina Interna
nuevos. También batas blancas de su talla para que estén presentables en su
trabajo. Sabemos que los médicos nicaragüenses no usan las batas. Así damos el
ejemplo. Además. __ Hizo una pausa para tomar aliento y se dirigió a los
estudiantes en general__ Les daremos un estetoscopio y un esfigmomanómetro de
ultima generación con un maletín de medico donde puedan llevar sus cosas.
Ángela no sonrió triunfante. Se mantuvo a
continuación con la cabeza gacha exhibiendo la mejor modestia que pudo. El
Comandante sonrió satisfecho.
__ Bueno. Parece que todo está listo, como
dijo Ángela, hasta el último detalle. __ Cambio de tono__ Y ahora quisiera
escuchar alguna opinión de ustedes.
Del grupo de estudiantes que rodeaba al
Comandante en Jefe se levantó una muchacha de estatura baja, cara bonita,
cabello abundante teñido de caoba y una figurita redondeada de carnes
suculentas. Se dirigió al Jefe:
__ Soy Carmen de Santiago de Cuba pero
todos me llaman Crucita. Déjeme decirle, Comandante, que esta generación de
jóvenes formado por la Revolución no le va fallar. Que lucharemos con ahínco
para cumplir con nuestro deber como la generación histórica lucho por nosotros.
Vamos con toda la fuerza que nos ha inculcado usted y el espíritu de nuestro
guerrillero heroico, el Comandante Che Guevara, Por eso pedimos que nuestra
brigada se llame así “Comandante Guevara” y que así nos identifiquen.
Hubo murmullos de aprobación entre el
grupo y se oyeron algunos vivas y un aplauso generalizado. Fidel observo
atentamente a la estudiante. Parecía un cucurucho de helado de fresa con su
falda color beige y su blusa rosada. Le gusto sexualmente. Era del selecto
grupo de agraciadas con quien tenía amoríos ocultos. Aniñadas pero con fuerte
carácter, no fácil de doblegar. Para él era como un reto a su hombría y a su
rango que una chica casi adolescente se le enfrentara en la intimidad. Y esta
chica, como se llamaba… Crucita, cumplía con los requisitos. Lástima que la
hubiera descubierto tan tarde a unos días para irse al extranjero, pero podía
contactarla más tarde. Ya estaba aburrido de su actual mujer que lo había
llenado de hijos y a la que había que mantener oculta porque eso iba en contra
de su imagen para con el pueblo. Se suponía que él estaba casado con la
Revolución, que esta era su verdadera esposa y que no había amor más grande que
la patria. Esa imagen se le había inculcado al pueblo desde los primeros años y
no iba a cambiar. Desde entonces, había tenido que buscarse pequeñas Crucitas
en las sombras que su equipo de seguridad le hacía llegar con discreción de
secreto de Estado y lidiar con la flaca, alta y peleona de su esposa oficial
que pocos conocían y que se le había aguado al carácter por vivir casi en la
clandestinidad. Eso era demasiado para una mujer del Comandante Supremo de la
Revolución.
Crucita termino su alocución o su discurso
entreguista mientras Daniel copiaba alto en la silla la situación. “Pero que
guatacona la muchacha me salió” Se dijo así mismo. La conocía de sus estudios
en la facultad de Santiago de Cuba. Era una dirigente nata. Un cuadro pujante
de la UJC y ella lo sabía. Con su voz estridente y desafiante podía encender
los ánimos del público más frio. Todo en contraste con su menuda figura que
parecía no ser nada. Daniel la conocía bien. Ella había tenido un novio de su
misma edad de carácter débil en comparación al de ella pero que la idolatraba.
Era estudiante de la Facultad de Ingeniería frente a la de Medicina y se veían
todos los días, hasta estudiaban juntos. Pero Crucita empezó con sus visitas
que le demandaban su liderazgo frente a la UJC y se enamoró del chofer del
ómnibus que era un joven atlético pero sin estudios. Era fogoso en la cama en
las ciudades donde tenían que ir en sus numerosas giras de rendición de
cuentas. Así que rompió con su novio oficial. Este fue a quejarse a la casa de
ella. Los padres de la chica lo echaron diciéndole “maricon” Y ahí termino la
aventura y la buena reputación de Crucita. Se la considero una buena dirigente
a temer por su poder pero vulgar al tirarse a su chofer a vista de todos. Entre
sus amigas más íntimas comenzaron a despreciarla por su desliz. Eran chicas de
buenas familias, orgullosas y vanidosas. Crucita no les hizo caso y continúo
acostándose con el chofer que la complacía cada vez más.
El Comandante dijo unas frases más de
despedida y se marchó igual que vino, a escondida. Eran secretos de estado sus
movimientos aunque fueran recreacionales, se hacían en el más absoluto
misterio. Por eso el pueblo lo veía en los actos más oficiales: celebraciones
de fechas patrias, aperturas de fábricas, inauguración de monumentos.
Actividades como esta, y otras más particulares eran secretas. Todo para
resguardarse de algún atentado del enemigo del norte aunque la razón principal
fuera el de mantener el culto a la personalidad: fuerte, evasivo como un tigre,
misterioso. Así había sido su vida en los últimos 30 años, el mismo la había
escogido así, sabia la fascinación que ejercía sobre el pueblo y ello lo
motivaba más.
Cuando la comitiva de jeeps verde olivo y
todos los guardaespaldas y grupo de apoyo habían desaparecido en la oscuridad,
la fiesta decayó. Ya nadie quería bailar ni estaba borracho. Solo
entusiasmados. Daniel se unió al grupo de su localidad y anduvo hacia los
ómnibus que esperaban en el lindero del bosque de mangos. Junto a él estaba
Elio quien sobresaltado por los últimos acontecimientos con el Comandante
comento eufórico:
__ ¿Viste que me dio un pequeño apretón en
el hombro cuando se iba? ¿Viste?
__ Sí. Lo vi. Quedo impresionado por tu
excelsa figura. __ Comento con sarcasmo Daniel.
__ Y mañana nos van a dar los libros que
necesitamos… Y el esfigmo, esteto y las batas que tantos nos hacían falta.
__ Ese es el poder que tiene el
Comandante. Basta una palabra suya para que todo aparezca. Parece el Rey Midas…
Elio lo miro con extrañeza no pareciendo
entender nada. Daniel vio su la situacion y agrego:
__ Quiero decir que el Comandante se
preocupa de verdad por nosotros. Seguro no ignoro tu presencia en el acto__
Hizo una pausa y suavizo sus palabras. __ Si tienes un problema cuando estemos
en Nicaragua le escribes una carta al consejo de Estado y el resolvería de
inmediato.
__ ¿Tú crees?
__Te lo aseguro.
Tomaron el ómnibus. La noche había caído
de lleno sobre el bosque, solo se divisaba el resplandor de los faros de los
ómnibus volviendo a la Facultad de Girón. Daniel recostó su cabeza en la
ventanilla y medito sobre su vida. Había tenido una sola novia en su vida y ni
tan siquiera habían hecho el amor. Y este noviazgo había terminado tan brusca y
dolorosamente con la traición que lo había dejado como un vaso vacío que ahora
la Misión intentaba llenar, no sustituir porque lo apartaba de sus pensamientos
nefastos y le daban como una nueva esperanza y no dejaba que su autoestima se
arrastrara por el suelo completamente. Él no era el centro del mundo. Sabrá
Dios como estarían los corazones de los demás miembros del grupo, excepto el
matrimonio, a esta altura de las cosas, también rotos como el de él, aunque
ellos tenían un mecanismo más fuerte de defensa propia y eran optimistas por
naturaleza pero a Daniel el pesimismo le atacaba por rachas. Se preguntaba si
no tendría una especie de personalidad Bipolar aunque esto lo había empezado a
padecer justo a la adolescencia. Sus periodos de Depresión aunque él lo
denominaría “de melancolía” le daban por encerrarse en su cuarto con sus libros
queridos y escribir largas páginas en su cuaderno de notas y en su diario. Algo
había heredado del padre con su tristeza crónica después de que la Revolución
le intervino el negocio de sus amores y lo había sumergido en una amargura
callada y un desapego a la educación de los 5 varones sin darle ni una caricia
ni una palabra amable como hacen los verdaderos padres. Daniel nunca le perdono
ese comportamiento, de la falta de cariño paterno, solo el de su madre que no
bastaba para llenar el vacío. Años más tarde, cuando cumpliera la treintena
perdono a papa y justifico la conducta fría de sus hermanos. Pero ahora era muy
joven y todavía las cosas nuevas le sorprendían y nada como un viaje largo por
largos años lejos de casa para probarse como hombre. Quizás el amor nuevamente
tocaba a su puerta.
Al día siguiente los altavoces de la
facultad los despertaron y bajaron a las oficinas del edifio donde, tras un
improvisado mostrador, la señorita Ángela les fue entregando uno por uno
abultados paquetes: las batas médicas, los prometidos libros, el esfingo y el
estetoscopio.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ CUBANO URUGUAYO,GENIO,DR DU NOVRLAS #CHINANDEGA# SOBRE NICARAGUA,EN AMAZON
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ CUBANO URUGUAYO,GENIO,DR DU NOVRLAS #CHINANDEGA# SOBRE NICARAGUA,EN AMAZON
https://www.amazon.com/CHINANDEGA-SECRETOS-MEDICOS-NICARAGUA-Chinandega/dp/1520802528/ref=sr_1_cc_3?s=aps&ie=UTF8&qid=1531151886&sr=1-3-catcorr&keywords=orlando+vicente+alvarez
ReplyDelete