EL DILUVIO
UNIVERSAL - Última Parte.
Fragmentos de la
novela LOS DIOSES TAMBIÉN RIEN
ORLANDO VICENTE
ÁLVAREZ
Por fin pasaron
los cuarenta días y cuarenta noches. Noé
envió un cuervo por la ventana pero este regresó. Después envió una paloma y
esta regresó con una rama de olivo en el pico. Pero la paloma se coló de vuelta
en el arca indicando que todavía estaban inundados. Luego, a los pocos días
volvió a enviar a la paloma pero esta no regresó dejando al palomo triste y descorazonado en
el Arca- esto nos dice que a las mujeres no se les puede dar mucha libertad,
que hay que atarlas bien cortito.
Cuando todo estuvo
seco y las aguas se retiraron vieron que el Arca se había posado en el pico de
una montaña, el monte Ararat. Y Noé maldijo el lugar pues padecía de miedo a
las alturas. Noé abrió las compuertas y lo primero que hizo fue una fogata, no
como un sacrificio a Dios si no para matar todas las pulgas y chinches. En esto
toda la familia lo siguió, después se dieron un baño reparador. Pero Noé no
podía bajar a los llanos, el vértigo se lo impedía y una yerna, la única que
tenía sentido de sacrificio decidió quedarse junto a él mientras Dios hacia un
nuevo pacto con él de elevar a los
cielos un arcoíris cuando una
nube de aguacero se acercaba. Y Noé vio que eso era bueno y se quedó en la
cueva con su nuera. Esto sirvió de ejemplo a la Santa Madre Teresa como
sacrificio por los enfermos y los ancianos...
Entonces, mientras
Noé daba órdenes a los animales a que salieran del Arca y volvieran a poblar la
tierra, los hijos de Noé sacaron de su escondite los cilindros de cristal que
tan celosamente habían recolectado por el mundo. Eran colecciones de ADN de
todas las semillas del mundo y en otras, toda muestra de ADN de las criaturas que se habían ahogado. Así evitaron la
primera extinción masiva posdiluviana porque con las pequeñas dimensiones del
Arca no cabían todas las parejas de animales del mundo, ni toda ave del cielo
ni toda alimaña que se arrastra-ni que fuera un barco petrolero-.
Como vivían tantos
años los hijos de Noé que eran grandes genetistas se abocaron a la tarea de
darles vida a toda una generación de
criaturas que sí poblaría la tierra.
Y poco a poco se
restituyó la fauna animal y vegetal en
la tierra y mientras tanto los hijos de Noé tuvieron que alimentarse de
caballos y perros.
Y el mundo volvió a
sus andanzas con asesinatos, guerras y otras calamidades propias del género humano.