UNA PROSTITUTA URUGUAYA
Cada día al bajarme del auto después
de un día agotador en la clínica veía a una chica de unos quince años leyendo
un libro en el portal de la pensión de enfrente. Me miraba con sus bellos ojos
marrones mientras me acercaba a la puerta
de casa.
Curioso un día le pregunte si
le gustaba leer.
__ ¿Es usted medico? Lo digo
por la túnica blanca que usa.
__ SI. Pero dime. ¿Qué
estudias?
__ Estoy en el liceo. Quiero
ser enfermera cuando lo termine.
__ ¿Te es más fácil estudiar
en el portal? Lo digo por el ruido de los camiones y ómnibus que pasan. Yo
necesito quietud para leer.
__ Eso sería lo ideal. Pero
cuando mi madre tiene clientes en la habitación yo debo salir y aprovecho el
tiempo para estudiar.
__ Tu madre es prostituta__
Afirmo porque era obvio.
__ Trabajadora sexual le gusta
que la llamen. Hay noches, sobre todo viernes y sábado que suben muchos hombres
y yo realmente no sé dónde meterme. Así que busco un foco de luz para leer.
No supe que añadir a su
historia. Quede en silencio unos segundos:
__ Tu madre no piensa en el
futuro, cuando este vieja ¿cómo se mantendrá?
__ Ella paga un seguro de
retiro. Las trabajadoras sexuales del Uruguay se agrupan a "La asociación
de meretrices" para cuando los achaques vengan tengan una pensión con la
cual sobrevivir.
__ ¿Y tu madre tiene muchos
clientes?
__ Eso varía. Hay días que
tiene siete y hay días que solo uno.
__ ¿Y eso les alcanza para
vivir holgadamente?
__ No tiramos manteca al techo
pero vamos tirando.
No supe más que decir. Sentí compasión
por la joven adolescente, dije un adiós musitado y cruce la calle hacia el
calor del hogar. Pensé que algunas mujeres la pasan mal pero esta niña
conservaba cierta ingenuidad infantil y tomaba el trabajo de su madre con
naturalidad. De seguro sería una buena enfermera.