SHUT UP BY ORLANDO VICENTE, CUBA
Cuando estudiaba la carrera de Medicina a los varones nos endilgaron
una asignatura obligatoria cada martes de la semana: Preparación
Militar, pues el imperio del norte estaba a punto de atacarnos. Los
profesores militares, de bajo nivel académico, nos leían el manual de la
guerra: en él se condenaba la peredastía. Yo le pedí explicaciones al
oficial preguntando que qué era aquello. El me dijo: cuando en las
tropas se descubren dos hombres y uno da el c....Yo busqué en el
diccionario y descubrí que significaba "el abuso sexual de un menor ya
sea niño o niña por un adulto.
El manual que nos instruía a enfrentar al enemigo confundía la
pederastia con la homosexualidad de adultos. Asi eran de inteligentes
los que escribían los manuales de guerra.
En el Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez
llego un niño pequeño ya fallecido con el recto destrozado por un pederasta.
Los médicos callados, aun los del PCC. No había que divulgar la noticia pero la
“Voz Populi” hacia de mejor medio de comunicación pero nadie se quejaba.
Recientemente un vecino mío, buen mecánico y
que vivía solo, invitó a un amigo a pasarse unos días en su casa. En la noche,
salio a la calle sangrando, con varias puñaladas en el cuerpo. Mi sobrino y la
presidente del comité trataron de ayudar pero ya era demasiado tarde. Y el
noticiero: nada.
Así, silenciado todos los casos de
infanticidio y feminicidio que ocurrían pasaba como dice Mariela Castro: el
pueblo cubano es pacífico, no ocurren actos de feminicidio en Cuba.
Claro, si la prensa no puede informar cómo en
otros países de estos hechos y las mujeres se agrupan para hacer conciencia de
todo el asunto, hacen protestas masivas a donde hombres consientes se les unen
y parece que el feminicidio y la pederastia son más frecuentes en países democráticos.
Y Cuba calla. La Federación de Mujeres Cubanas cómplice. Y todo el gobierno,
los medios de comunicación y otros, parecería que Cuba solo es un paraíso para
la prostitución que también es otra forma de Feminicidio.
Mariela Castro, no mientas más al mundo que
ya nadie te creo. Tú no tienes marido que te golpee, más bien, lo maltratarás
vos.
CUBA: FEMINICIDIO,
PEDERASTIA Y AUTOINCINERACION.
Feminicidio: Diana Russell, promotora
inicial del concepto, lo definió como «el asesinato de mujeres por hombres
motivados por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las
mujeres»
De acuerdo a Russell, «el
feminicidio representa el extremo de un continuo de terror anti femenino que
incluye una amplia variedad de abusos verbales como físicos, tales como
violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso
sexual infantil, incestuoso o extra familiar, golpizas físicas y emocionales».
Varios países lo han incluido como delito en sus legislaciones penales, con
variaciones en el tipo penal. Desde diciembre de 2018 el Diccionario de la
lengua española define «feminicidio» como el «asesinato de una mujer a manos de
un hombre por machismo o misoginia».
Ahora Mariela Castro dice a la prensa extrajera que el pueblo cubano es pacífico y que no se da el Feminicidio. Debe
estar todavía comiendo langostas con sus amigas en fiestas de dudoso motivo en
la Habana. Y que de Feminicidio que me lo diga a mí que bastantes casos observé
mientras rotaba por la especialidad de Cirugía y Pediatría en Hospitales de la
Provincia de Guantánamo.
En primer lugar desde niño recuerdo los
suicidios por auto incineración, casi siempre en venganza a maridos infieles o maltratadores.
Pero ya médico, vi en la morgue una chica de 16 años que se “había prendido
candela con keroseno y gasolina” por qué el padre no la dejaba tener novio. Con
su vestido de quince años no había permitido que el fuego quemara su bello y
juvenil rostro.
La otra fue una mujer que se envolvió en su
vestido de novia y se acostó en la bañera y se empapó en gasolina y keroseno.
El olor a cerdo asado se extendió por la cuadra. Cuando el esposo se acercaba
del trabajo, los vecinos le gritaban –Fulano, así que estas asando un puerco en
casa y no nos invita”. El marido corrió, sospechoso, y se encontró con el
panorama.
Estos actos eran ya una tradición en Cuba, de
darse candela y salir encendida corriendo por la calle, envueltas en llamas. No
sé si aún ocurren. La prensa como siempre: silencio. No eran seres humanos.
Recuerdo un caso de una joven mujer traída
en camilla por sus familiares con ambos antebrazos colgados solo por la piel.
Se había desangrado ya y estaba muerta. Su hermana con el cuero cabelludo cercenado detrás con la cachucha o mechón de pelo recogido en una cinta a ver si
los cirujanos la adherían otra vez a la dama, que parecia una muñeca maltratada
por su dueña chiquilina.
Todo con un arma terrible: el machete
cubano.
Los dos casos de hombricidio fueron con la
sobrina de una vecina a quien llamábamos “Niña” casada con un policía. Cansada
de los maltratos del conyugue le arrebato la pistola y le dio un tiro en la
cabeza y después se suicidó. Él sobrevivió y después la madre guardaba el luto
de negro y blanco por la pérdida de su hija.
Un
matrimonio casado en segundas nupcias-ella ya tenía una beba del marido
anterior- parecía una pareja normal. Pero la chiquilina comenzó a enfermarse
del estómago y vomitaba casi todo el alimento. Los médicos después de múltiples
exámenes no descubrían nada.
Un día la madre de la beba vino a deshora de su
trabajo y descubrió al marido dándole leche condensada que había derramado en
su miembro erecto. La madre, ciega por lo vivido, agarró un machete y cercenó
la cabeza del hombre.
Esto sucedió en el Barrio de San Justo y la mujer fue a
la cárcel bajo la protesta de todo el barrio. Mi abuela vivía cerca y conoció a
la asesina y a la niña. Todos lloraban por el caso. La prensa, como siempre:
silencia.
Pero el caso más terrible que presencie en
el Hospital Pediátrico Agustino Neto de Gtmo fue el de una niña de 3
años de raza negra.
Esta beba fue degollada en un “ritual vudú” o algo similar y tirada en
un cañaveral al cual se le prendió fuego. Yo vi a la infante en la
morgue con una batica verde y toda quemada preparada para entregársela a
los
familiares. Como siempre, la prensa o la radio silenciaban estos actos
estremecedores.
CUBA: FEMINICIDIO,
PEDERASTIA Y AUTOINCINERACION.
Feminicidio: Diana Russell, promotora
inicial del concepto, lo definió como «el asesinato de mujeres por hombres
motivados por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las
mujeres»
De acuerdo a Russell, «el
feminicidio representa el extremo de un continuo de terror anti femenino que
incluye una amplia variedad de abusos verbales como físicos, tales como
violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso
sexual infantil, incestuoso o extra familiar, golpizas físicas y emocionales».
Varios países lo han incluido como delito en sus legislaciones penales, con
variaciones en el tipo penal. Desde diciembre de 2018 el Diccionario de la
lengua española define «feminicidio» como el «asesinato de una mujer a manos de
un hombre por machismo o misoginia».
Ahora Mariela Castro dice a la prensa extrajera que el pueblo cubano es pacífico y que no se da el Feminicidio. Debe
estar todavía comiendo langostas con sus amigas en fiestas de dudoso motivo en
la Habana. Y que de Feminicidio que me lo diga a mí que bastantes casos observé
mientras rotaba por la especialidad de Cirugía y Pediatría en Hospitales de la
Provincia de Guantánamo.
En primer lugar desde niño recuerdo los
suicidios por auto incineración, casi siempre en venganza a maridos infieles o maltratadores.
Pero ya médico, vi en la morgue una chica de 16 años que se “había prendido
candela con keroseno y gasolina” por qué el padre no la dejaba tener novio. Con
su vestido de quince años no había permitido que el fuego quemara su bello y
juvenil rostro.
La otra fue una mujer que se envolvió en su
vestido de novia y se acostó en la bañera y se empapó en gasolina y keroseno.
El olor a cerdo asado se extendió por la cuadra. Cuando el esposo se acercaba
del trabajo, los vecinos le gritaban –Fulano, así que estas asando un puerco en
casa y no nos invita”. El marido corrió, sospechoso, y se encontró con el
panorama.
Estos actos eran ya una tradición en Cuba, de
darse candela y salir encendida corriendo por la calle, envueltas en llamas. No
sé si aún ocurren. La prensa como siempre: silencio. No eran seres humanos.
Recuerdo un caso de una joven mujer traída
en camilla por sus familiares con ambos antebrazos colgados solo por la piel.
Se había desangrado ya y estaba muerta. Su hermana con el cuero cabelludo cercenado detrás con la cachucha o mechón de pelo recogido en una cinta a ver si
los cirujanos la adherían otra vez a la dama, que parecia una muñeca maltratada
por su dueña chiquilina.
Todo con un arma terrible: el machete
cubano.
Los dos casos de hombricidio fueron con la
sobrina de una vecina a quien llamábamos “Niña” casada con un policía. Cansada
de los maltratos del conyugue le arrebato la pistola y le dio un tiro en la
cabeza y después se suicidó. Él sobrevivió y después la madre guardaba el luto
de negro y blanco por la pérdida de su hija.
Un
matrimonio casado en segundas nupcias-ella ya tenía una beba del marido
anterior- parecía una pareja normal. Pero la chiquilina comenzó a enfermarse
del estómago y vomitaba casi todo el alimento. Los médicos después de múltiples
exámenes no descubrían nada.
Un día la madre de la beba vino a deshora de su
trabajo y descubrió al marido dándole leche condensada que había derramado en
su miembro erecto. La madre, ciega por lo vivido, agarró un machete y cercenó
la cabeza del hombre.
Esto sucedió en el Barrio de San Justo y la mujer fue a
la cárcel bajo la protesta de todo el barrio. Mi abuela vivía cerca y conoció a
la asesina y a la niña. Todos lloraban por el caso. La prensa, como siempre:
silencia.
Pero el caso más terrible que presencie en
el Hospital Pediátrico Agustino Neto de Gtmo fue el de una niña de 3
años de raza negra.
Esta beba fue degollada en un “ritual vudú” o algo similar y tirada en
un cañaveral al cual se le prendió fuego. Yo vi a la infante en la
morgue con una batica verde y toda quemada preparada para entregársela a
los
familiares. Como siempre, la prensa o la radio silenciaban estos actos
estremecedores.
AUTOINCINERACION
CUBA: FEMINICIDIO,
PEDERASTIA Y AUTOINCINERACION.
Feminicidio: Diana Russell, promotora
inicial del concepto, lo definió como «el asesinato de mujeres por hombres
motivados por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las
mujeres»
De acuerdo a Russell, «el
feminicidio representa el extremo de un continuo de terror anti femenino que
incluye una amplia variedad de abusos verbales como físicos, tales como
violación, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso
sexual infantil, incestuoso o extra familiar, golpizas físicas y emocionales».
Varios países lo han incluido como delito en sus legislaciones penales, con
variaciones en el tipo penal. Desde diciembre de 2018 el Diccionario de la
lengua española define «feminicidio» como el «asesinato de una mujer a manos de
un hombre por machismo o misoginia».
Ahora Mariela Castro dice a la prensa extrajera que el pueblo cubano es pacífico y que no se da el Feminicidio. Debe
estar todavía comiendo langostas con sus amigas en fiestas de dudoso motivo en
la Habana. Y que de Feminicidio que me lo diga a mí que bastantes casos observé
mientras rotaba por la especialidad de Cirugía y Pediatría en Hospitales de la
Provincia de Guantánamo.
En primer lugar desde niño recuerdo los
suicidios por auto incineración, casi siempre en venganza a maridos infieles o maltratadores.
Pero ya médico, vi en la morgue una chica de 16 años que se “había prendido
candela con keroseno y gasolina” por qué el padre no la dejaba tener novio. Con
su vestido de quince años no había permitido que el fuego quemara su bello y
juvenil rostro.
La otra fue una mujer que se envolvió en su
vestido de novia y se acostó en la bañera y se empapó en gasolina y keroseno.
El olor a cerdo asado se extendió por la cuadra. Cuando el esposo se acercaba
del trabajo, los vecinos le gritaban –Fulano, así que estas asando un puerco en
casa y no nos invita”. El marido corrió, sospechoso, y se encontró con el
panorama.
Estos actos eran ya una tradición en Cuba, de
darse candela y salir encendida corriendo por la calle, envueltas en llamas. No
sé si aún ocurren. La prensa como siempre: silencio. No eran seres humanos.
Recuerdo un caso de una joven mujer traída
en camilla por sus familiares con ambos antebrazos colgados solo por la piel.
Se había desangrado ya y estaba muerta. Su hermana con el cuero cabelludo cercenado detrás con la cachucha o mechón de pelo recogido en una cinta a ver si
los cirujanos la adherían otra vez a la dama, que parecia una muñeca maltratada
por su dueña chiquilina.
Todo con un arma terrible: el machete
cubano.
Los dos casos de hombricidio fueron con la
sobrina de una vecina a quien llamábamos “Niña” casada con un policía. Cansada
de los maltratos del conyugue le arrebato la pistola y le dio un tiro en la
cabeza y después se suicidó. Él sobrevivió y después la madre guardaba el luto
de negro y blanco por la pérdida de su hija.
Un
matrimonio casado en segundas nupcias-ella ya tenía una beba del marido
anterior- parecía una pareja normal. Pero la chiquilina comenzó a enfermarse
del estómago y vomitaba casi todo el alimento. Los médicos después de múltiples
exámenes no descubrían nada.
Un día la madre de la beba vino a deshora de su
trabajo y descubrió al marido dándole leche condensada que había derramado en
su miembro erecto. La madre, ciega por lo vivido, agarró un machete y cercenó
la cabeza del hombre.
Esto sucedió en el Barrio de San Justo y la mujer fue a
la cárcel bajo la protesta de todo el barrio. Mi abuela vivía cerca y conoció a
la asesina y a la niña. Todos lloraban por el caso. La prensa, como siempre:
silencia.
Pero el caso más terrible que presencie en
el Hospital Pediátrico Agustino Neto de Gtmo fue el de una niña de 3
años de raza negra.
Esta beba fue degollada en un “ritual vudú” o algo similar y tirada en
un cañaveral al cual se le prendió fuego. Yo vi a la infante en la
morgue con una batica verde y toda quemada preparada para entregársela a
los
familiares. Como siempre, la prensa o la radio silenciaban estos actos
estremecedores.
Cuando estudiaba la carrera de Medicina a los varones nos endilgaron
una asignatura obligatoria cada martes de la semana: Preparación
Militar, pues el imperio del norte estaba a punto de atacarnos. Los
profesores militares, de bajo nivel académico, nos leían el manual de la
guerra: en él se condenaba la peredastía. Yo le pedí explicaciones al
oficial preguntando que qué era aquello. El me dijo: cuando en las
tropas se descubren dos hombres y uno da el c....Yo busqué en el
diccionario y descubrí que significaba "el abuso sexual de un menor ya
sea niño o niña por un adulto.
El manual que nos instruía a enfrentar al enemigo confundía la
pederastia con la homosexualidad de adultos. Asi eran de inteligentes
los que escribían los manuales de guerra.
En el Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez
llego un niño pequeño ya fallecido con el recto destrozado por un pederasta.
Los médicos callados, aun los del PCC. No había que divulgar la noticia pero la
“Voz Populi” hacia de mejor medio de comunicación pero nadie se quejaba.
Recientemente un vecino mío, buen mecánico y
que vivía solo, invitó a un amigo a pasarse unos días en su casa. En la noche,
salio a la calle sangrando, con varias puñaladas en el cuerpo. Mi sobrino y la
presidente del comité trataron de ayudar pero ya era demasiado tarde. Y el
noticiero: nada.
Así, silenciado todos los casos de
infanticidio y feminicidio que ocurrían pasaba como dice Mariela Castro: el
pueblo cubano es pacífico, no ocurren actos de feminicidio en Cuba.
Claro, si la prensa no puede informar cómo en
otros países de estos hechos y las mujeres se agrupan para hacer conciencia de
todo el asunto, hacen protestas masivas a donde hombres consientes se les unen
y parece que el feminicidio y la pederastia son más frecuentes en países democráticos.
Y Cuba calla. La Federación de Mujeres Cubanas cómplice. Y todo el gobierno,
los medios de comunicación y otros, parecería que Cuba solo es un paraíso para
la prostitución que también es otra forma de Feminicidio.
Mariela Castro, no mientas más al mundo que
ya nadie te creo. Tú no tienes marido que te golpee, más bien, lo maltratarás
vos.