EL HOMBRE NUEVO, LA HIGIENE ANAL Y EL PERIÓDICO GRAMMA. Cuando llegamos al Séptimo Grado de Secundaria la Revolución cubana había instituido de forma obligatoria “La Escuela al Campo” que era pasar 45 días, suspendidas las labores docentes, en la Agricultura. Éramos unos simples adolescentes venidos de todas partes. Nos entregaban una muda de ropa de trabajo que incluía zapatos tenis, pantalón y una camisa de mangas largas, todo de una tela burda pero resistente. Nosotros las chicas y chicos de lo más entusiasmados. Era la primera vez que nos separábamos por tanto tiempo y nos liberábamos de la tutela de nuestros padres. El entusiasmo era contagioso. No sabíamos que éramos parte de un plan creado por el Che Guevara para formar lo que él llamaba “el hombre nuevo”: trabador obediente a toda orden, revolucionario a toda prueba e ideológicamente formado en el Marxismo-Leninismo. Además de ir separándonos de la generación y los valores de nuestros padres que en su inmensa mayoría era tradicional burguesa aunque fueran campesinos descendientes de africanos y gallegos pobres. Recuerdo que fue en Diciembre. La época principal para los católicos y que ya se iba diluyendo las costumbres de Navidad y de Noche Buena y la cerebración de un nuevo año. Todo bien hasta entonces. Transcurrido los primeros días de trabajo en una granja estatal bien lejos de la ciudad para que la mayoría de nuestros padres no fuera a vernos, empezó el hambre y como teníamos que recoger tomates nos llevábamos hacia el campo una bolsita con sal y nos hartábamos de la vianda hasta quedar saciados y llegara la hora del almuerzo. Pero el gran problema eran los inodoros que nos habían preparados. Eran unos huecos en el cemento con dos ladrillos a cada lado para poner los pies y defecar en cuclillas. Nosotros les llamábamos “coge puntería” porque había que acertar el pequeño orificio con precisión. El papel higiénico que trajimos de casa se nos acabó pronto y tuvimos que usar el diario GRAMMA que no faltaba. Pero había que humedecerlo un poco antes pues raspaba el trasero y después salíamos con el culo entintado de negro. Los huecos no tenían pared al frente así que todo el que pasaba nos veía en ese acto tan privado. Lo mismo sería con las chicas. En la tarde la hora del baño era una agonía pues teníamos que hacer cola para cargar un balde con agua fría- y hacia frio en Diciembre- y bañarse en fila dentro de cuatro paredes. Teníamos que restregarnos bien el culo con jabón de lavar para quitar el entintado. Para los varones no había problemas en andar desnudos. Pero para las chicas no sé cómo se las ingeniaban. Una madrugada apareció una foto amplia de Fidel Castro pegada a la entrada de unos de los baños. Tenía emplastada toda una caca de mierda en la cara y nadie quería ensuciarse al quitarla. Se formó un lio tremendo, discursos, amenazas pero todo quedó ahí. No podían con cientos de adolescentes serios y con la boca herméticamente cerrada. Esa noche nos dieron pescado frito. DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ CUBANO URUGUAYO,GENIO Posted by Orlando Vicente Alvarez at 12:44 AM No comments: Email This BlogThis! Share to Twitter Share to Facebook Share to Pinterest Labels: #castrismo, #Che Guevara, #cuba, #Escuela al Campo, #fidel castro, #Gramma, #hombre nuevvo, #Papel Higienico, anal, ano, clinning, higiene, limpiar, limpieza, newspaper, periodico
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO,GENIO
NERUDA PABLO - Cien Sonetos De Amor (1959) Tarde No te quiero sino porque te quiero y de quererte a no quererte llego y de esperarte cuando no te espero pasa mi corazón del frío al fuego. Te quiero sólo porque a ti te quiero, te odio sin fin, y odiándote te ruego, y la medida de mi amor viajero es no verte y amarte como un ciego. Tal vez consumirá la luz de Enero, su rayo cruel, mi corazón entero, robándome la llave del sosiego. En esta historia sólo yo me muero y moriré de amor porque te quiero, porque te quiero, amor, a sangre y fuego. PABLO NERUDA
- Cien Sonetos De Amor (1959) Tarde
MONDAY, OCTOBER 19, 2020
La conjura de los necios John Kennedy Toole . Oh, Fortuna, diabólica ramera.---------The conjuing of the ceciuos John Kennedy Toole . Oh, Fortune, you devilish whore.
FRASES DE LA CONJURA DE LOS NECIOSJOHN KENNEDY TOOLE
01.Oh, Fortuna, diabólica ramera.
02.¿Podrías aminorar un poquito la marcha? Creo que tengo un soplo cardíaco.
03.Llevo ya una semana deambulando por el barrio comercial. Carezco, al parecer, de alguna perversión especial que buscan los patronos de hoy.
04.La naturaleza hace a veces un tonto; pero un fanfarrón siempre es obra del hombre.
05.Sólo me relaciono con mis iguales, y como no tengo iguales, no me relaciono con nadie.
06.- ¿Qué clase de partido político secreto? -preguntó recelosa la señora Reilly-. ¿No irás a hablar con una banda de comunistas?
07.Pues claro que soy su hijo -dijo Ignatius- ¿Es que no ve usted el afecto que siente por mí?
08.¿Dónde busca usted la gente que trabaja aquí? Nunca veo a gente como ésta en ningún otro sitio.
09.Iba a ser un destino malévolo: ahora se enfrentaba a la perversión de tener que ir a trabajar.
10.(...) También les dije a los estudiantes que, en bien del futuro de la humanidad, esperaba que todos fueran estériles.
11.Sólo los degenerados hacen turismo. Yo, personalmente, sólo salí de la ciudad una vez.
12.La comida enlatada es una perversión... Sospecho que es en el fondo muy dañina para el alma.
13.El optimismo me da náuseas. Es perverso. La posición propia del hombre en el universo, desde la Caída, ha sido la de la miseria y el dolor.
14."Hombre limpio, muy trabajador, de fiar, callado". ¡Santo Dios! ¿Pero qué clase de monstruo quieren? Creo que jamás podría trabajar en una institución con semejante visión del mundo.
15.Intentarían convertirme en un subnormal enamorado de la televisión y de los coches nuevos y de los alimentos congelados. ¿No comprendes? (...) Me niego a que me laven el cerebro. ¡No seré un robot!
16.Mi organismo entero está aun agitado. En consecuencia, estoy aún en el proceso de adaptarme a la tensión del mundo laboral. En cuanto mi organismo se acostumbre a la oficina, daré el paso gigantesco de visitar la fábrica...
17.Su total ignorancia de lo que profesa enseñar merece pena de muerte. Dudo que sepa usted que a San Casiano de Imola le mataron sus propios alumnos atravesándole con sus estilos. Su muerte, un martirio perfectamente honorable, le convirtió en santo patrón de los profesores.
18.La peluquera me dijo que debería tener también una peluca -añadió. - ¿Para qué quieres una peluca? Tienes mucho pelo. -Quiero una peluca negra. Así puedo cambiar mi personalidad. -Escucha, en realidad tú ya tienes el pelo negro, ¿No? ¿Por qué no te dejas el pelo tal como lo tienes y te compras una peluca rubia? -No se me había ocurrido.
19.¿Acaso crees que quiero vivir en una sociedad comunal con gente como esa battaglia amiga tuya, barriendo calles y picando piedra o lo que ande haciendo siempre la gente en esos desdichados países? Lo que yo quiero es una buena monarquía, firme, con un rey decente, de buen gusto, un rey con ciertos conocimientos de teología y de geometría, y que cultive una rica vida interior.
20.He dado en llegar a la oficina una hora más tarde de lo que allí se me espera. En consecuencia, me encuentro muchísimo más reposado y fresco cuando llego, y evito esa primera hora lúgubre de la jornada laboral en la que los sentidos y el cuerpo entorpecidos aún por el sueño convierten cualquier tarea en una penitencia. Considero que, al llegar más tarde, mejora notablemente la calidad del trabajo que realizo.
21.Si la Smithsonian Institution, ese sobre sorpresa de los desechos de nuestra nación, pudiera, de algún modo, empaquetar herméticamente esta fábrica y transportarla a la capital de los Estados Unidos de Norteamérica, con todos sus obreros inmovilizados en actitud de trabajo, los visitantes que acudieran a ese discutible museo defecarían sin duda en sus chillones atuendos turísticos. Es una escena que combina lo peor de La cabaña del tío Tom y de Metrópolis, de Fritz Lang. Es la esclavitud de los negros mecanizada; ejemplifica el progreso que ha hecho pasar al negro de recoger algodón a cortarlo y coserlo.
CERVANTES AUTORETRATO
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