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Friday, September 4, 2020

CURARSE LA ENFERMEDAD POR SI MISMO

 

LOS PACIENTES SABEN DE QUE ESTAN ENFERMOS PATIENTS KNOW THEY ARE SICK.






Días atrás, en la consulta, mientras esperaba mi turno, muchas ancianas y ancianos sostenían esta conversación:
   -Pues yo tengo una cardiopatía grado III y tomo tales medicamentos….
      Y un anciano continúo:
  -Pues yo estoy peor. Tengo atrofia de la cabeza del fémur y me preparan para una prótesis-
  Y salto otra mujer que no quería quedarse atrás.
   -Yo Tengo hipotiroidismo, edemas en las piernas y obesidad. No sé qué van a hacer conmigo.
    -¿Y usted Señor?- esta pregunta era dirigida a mí.
    -Pues a mí una jinetera cubana me pego una gonorrea de la que no hay antibiótico que me salve.
    Y me puse de pie. Y Salí al jardín del nosocomio. No aguantaba más esas enfermedades que la gente competía cual era la más grave que tenían.  Necesitaban ver un ataúd para hacerlas entrar en razón.
  Ya en el portal del nosocomio el guarda, que ya me conocía, me dijo:
  _Señor. Ya se puso la Insulina.
   -SI. Y estoy muy grave. Me la pusieron intravenosa.
  - Ah. Entonces está en buenas manos.
   Me fui casi loco de allí. Me sentía ya cadáver.
   _ Eso que tenés es Neuropatía Diabética.- Dijo la doctora.
      Esa manía de los médicos de ponerle nombre a enfermedades por doquier. Nombres extraños que hasta el pueblo simple ya conoce: enfermedad de Crohn, Sinapsis Postraumática, etc.
  Por eso los pacientes dominan ya sus patologías aunque no sepan bien a qué se deben. Y el efecto placebo está en buenas manos aunque los médicos hacen como que saben y saben muy poco.

DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ{CUBANO URUGUAYO
GENIO

ME GUSTAN LAS CAUSAS PERDIDAS .CAMUS.SISIFO


«Consciente de que no puedo separarme de mi tiempo, he decidido formar cuerpo con él. Por eso hago tanto caso al enemigo, porque me parece irrisorio y humillado. Sabedor de que no hay causas victoriosas; me gustan las causas perdidas: éstas exigen un alma entera, tanto en su derrota como en sus victorias pasajeras. Para quien se siente solidario del destino del mundo, el choque de las civilizaciones tiene algo de angustioso. Yo he hecho mía esa angustia al mismo tiempo que he querido jugar con ella mi partida. Entre la historia y lo eterno, elegí la historia porque me gustan las certezas. De ella por lo menos estoy seguro, y ¿cómo negar esa fuerza que me aplasta?»
Albert Camus • El mito de Sísifo
La imagen puede contener: texto que dice "«Sabedor de que no hay causas victoriosas, me gustan las causas perdidas: éstas exigen un alma entera, tanto en su derrota como en sus victorias pasajeras». Albert Camus El mito de Sísifo @LA.ESCRITURA.ES.CULTURA"
Adriana Dell Acqua Yorado y 4.2 mil personas más
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MILTON KUNDERA La escritura es cultura · «Aquellos últimos tiempos apacibles en los que el hombre sólo tenía que combatir a los monstruos de su alma, los tiempos de Joyce y Proust, quedaron atrás. En las novelas de Kafka, Hasek, Musil y Broch, el monstruo llega del exterior y se llama Historia; ya no se parece al tren de los aventureros; es impersonal, ingobernable, incalculable, ininteligible —y nadie se le escapa. Es el momento (al terminar la guerra del 14) en la que la pléyade velas grandes novelistas centroeuropeos vio, tocó, captó las paradojas terminales de la Edad Moderna. ¡Pero no deben leerse sus novelas como una profecía social y política, como un Orwell anticipado! Lo que nos dice Orwell pudo decirse igualmente (o quizá mucho mejor) en un ensayo o un panfleto. Por el contrario, esos novelistas descubren "paradojas terminales", todas las categorías existenciales cambian de pronto de sentido: ¿qué es la aventura si la libertad de acción de un K. es absolutamente ilusoria? ¿Qué es el porvenir si los intelectuales de El hombre sin atributos no tienen la más insignificante sospecha de la guerra que mañana va a barrer sus vidas? ¿Qué es el crimen si el Huguenau de Broch no solamente no lamenta sino que olvida el asesinato que ha cometido? Y si la única gran novela cómica de esta época, la de Hasek, tiene por escenario la guerra, ¿qué ha pasado con lo cómico? ¿Dónde está la diferencia entre lo privado y lo público si K., incluso en su lecho de amor, no puede eludir la presencia de dos enviados del castillo. ¿Qué es, en este caso, la soledad? ¿Una carga, una angustia, una maldición, como han querido hacernos creer, o, por el contrario, el más preciado valor, a punto de ser destruido por la colectividad omnipresente?» Milan Kundera • El arte de la novela. La desprestigiada herencia de Cervantes «Those last peaceful times in which man only had to fight the monsters of his soul, the times of Joyce and Proust, are behind us. In the novels of Kafka, Hasek, Musil and Broch, the monster comes from outside and is called History; no longer resembles the adventurer train; he is impersonal, ungovernable, incalculable, unintelligible — and no one escapes him. It is the moment (at the end of the war of 14) in which the many great Central European novelists saw, touched, and captured the terminal paradoxes of the Modern Age. But his novels are not to be read as a social and political prophecy, as an anticipated Orwell! What Orwell tells us could be said just as well (or perhaps much better) in an essay or a pamphlet. On the contrary, these novelists discover "terminal paradoxes", all existential categories suddenly change their meaning: what is adventure if the freedom of action of a K. is absolutely illusory? What is the future if the intellectuals of The man without attributes do not have the slightest suspicion of the war that tomorrow will sweep away their lives? What is crime if Huguenau de Broch not only does not regret but forgets the murder he has committed? And if the only great comic novel of this time, Hasek's, is set against war, what has happened to the comic? Where is the difference between the private and the public if K., even in his bed of love, cannot elude the presence of two envoys from the castle. What is, in this case, loneliness? A burden, an anguish, a curse, as they have led us to believe, or, on the contrary, the most precious value, about to be destroyed by the omnipresent community? " Milan Kundera • The art of the novel. The discredited heritage of Cervantes Sensometry

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«Aquellos últimos tiempos apacibles en los que el hombre sólo tenía que combatir a los monstruos de su alma, los tiempos de Joyce y Proust, quedaron atrás. En las novelas de Kafka, Hasek, Musil y Broch, el monstruo llega del exterior y se llama Historia; ya no se parece al tren de los aventureros; es impersonal, ingobernable, incalculable, ininteligible —y nadie se le escapa. Es el momento (al terminar la guerra del 14) en la que la pléyade velas grandes novelistas centroeuropeos vio, tocó, captó las paradojas terminales de la Edad Moderna.
¡Pero no deben leerse sus novelas como una profecía social y política, como un Orwell anticipado! Lo que nos dice Orwell pudo decirse igualmente (o quizá mucho mejor) en un ensayo o un panfleto. Por el contrario, esos novelistas descubren "paradojas terminales", todas las categorías existenciales cambian de pronto de sentido: ¿qué es la aventura si la libertad de acción de un K. es absolutamente ilusoria? ¿Qué es el porvenir si los intelectuales de El hombre sin atributos no tienen la más insignificante sospecha de la guerra que mañana va a barrer sus vidas? ¿Qué es el crimen si el Huguenau de Broch no solamente no lamenta sino que olvida el asesinato que ha cometido? Y si la única gran novela cómica de esta época, la de Hasek, tiene por escenario la guerra, ¿qué ha pasado con lo cómico? ¿Dónde está la diferencia entre lo privado y lo público si K., incluso en su lecho de amor, no puede eludir la presencia de dos enviados del castillo. ¿Qué es, en este caso, la soledad? ¿Una carga, una angustia, una maldición, como han querido hacernos creer, o, por el contrario, el más preciado valor, a punto de ser destruido por la colectividad omnipresente?»
Milan Kundera • El arte de la novela. La desprestigiada herencia de Cervantes
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«Those last peaceful times in which man only had to fight the monsters of his soul, the times of Joyce and Proust, are behind us. In the novels of Kafka, Hasek, Musil and Broch, the monster comes from outside and is called History; no longer resembles the adventurer train; he is impersonal, ungovernable, incalculable, unintelligible — and no one escapes him. It is the moment (at the end of the war of 14) in which the many great Central European novelists saw, touched, and captured the terminal paradoxes of the Modern Age.
 But his novels are not to be read as a social and political prophecy, as an anticipated Orwell! What Orwell tells us could be said just as well (or perhaps much better) in an essay or a pamphlet. On the contrary, these novelists discover "terminal paradoxes", all existential categories suddenly change their meaning: what is adventure if the freedom of action of a K. is absolutely illusory? What is the future if the intellectuals of The man without attributes do not have the slightest suspicion of the war that tomorrow will sweep away their lives? What is crime if Huguenau de Broch not only does not regret but forgets the murder he has committed? And if the only great comic novel of this time, Hasek's, is set against war, what has happened to the comic? Where is the difference between the private and the public if K., even in his bed of love, cannot elude the presence of two envoys from the castle. What is, in this case, loneliness? A burden, an anguish, a curse, as they have led us to believe, or, on the contrary, the most precious value, about to be destroyed by the omnipresent community? "
Milan Kundera • The art of the novel. The discredited heritage of Cervantes

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