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Friday, April 9, 2021

EL ARGOT RUSO,LOS RUSOS,CUENTO DE ORLANDO VICENTE

 

EL ARGOT RUSO,LOS RUSOS,CUENTO DE ORLANDO VICENTE

 





       Vamos a pasar la Historia de la Torre de Babel  por un análisis antropológico.
    Después del diluvio a un rey se le ocurrió construir una torre tan alta que llegara al cielo y desafiar al Señor y colocar una esfinge de su Dios profano para que todo el pueblo lo adorara. Creo que fue por Babilonia madre de todos los conflictos en aquella época.
    Ya era una nación de tantas personas pero todos hablaban el mismo idioma. Mientras la torre de 90 metros se construía los diferentes gremios que hacían ladrillo, los  que preparaban  la argamasa, los que colocaban las piezas y los que construían una escalera en espiral alrededor de la torre, se inventaron una jeringonza o jerga para comunicarse cada gremio entre sí y nadie más lo pudiera entender.
    Los demás siguieron el ejemplo y ya por costumbre y los años que pasaban en la edificación  de la Torre nadie se entendía.
    Un grupo de rubios fuertes y corpulentos se inventaron un argot muy raro. Se llamaban entre  sí “Los Rusos” y croaban en su lenguaje como zapos que nadie entendía.
    Posteriormente Cirilo –siglos más tarde- organizó de esta jerga el idioma eslavo. Pero en aquel contexto de la torre aquel argot fue la que le puso la tapa al pomo y entonces fue el acabose. Era el idioma más feo que resonaba en el oído como un trueno por largo  tiempo. Entonces los demás gremios empezaron a desperdigarse por no escuchar aquella jerigonza eslava.
    Los obreros con sus mujeres se dispensaron por el mundo con el idioma que se habían inventado para comunicarse con sus gremios. Así surgieron diferentes naciones con su propio idioma.
   Al Ruso no lo soportaban. Al punto que en la era soviética a un disidente o sospechoso de ser un espía le ponían grabaciones de Lenin y canciones rusas durante tres días. Los acusados desembuchaban toda la verdad aunque sabían que los esperaba el Gulag o un disparo. Preferían morir ante de continuar aquella tortura.
    Así que por influencia de Dios se confundieron los idiomas pero de una forma natural y ordenada.
    La torre se derrumb´para alegria  de Dios.
    Solo se beneficiaron los traductores.


                                             orlando vicnte  alvarez
                                   De la Novela  Los Dioses También Rien

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HAY QUE ALIMENTAR A LAS AVES,CUENTO DE ORLANDO VICENTE..... by orlando vicente

 

HAY QUE ALIMENTAR A LAS AVES,CUENTO DE ORLANDO VICENTE

 

PEPE EL PERICO O COTORRA EN GUANTANAMO

        


CUENTOS DE AVES: PEPE EL PERICO


   - ¡Come Pepe, come, anda, mete el maíz en el buche!
  Gritaba mi abuela Luisa a un bicho desplumado, con una cabeza desproporcionada, un cuello largo y patas abiertas como si tuviera poliomielitis.
   Era un pichón de perico que mi hermano había encontrado en su nido a la orilla del rio Guaso.
   Abuela le embutía con sus propios labios maíz molido y sorbos de agua que el ave sorbía o picoteaba lentamente.
   Así se  crían las cotorras o periquitos cuando están en su etapa de pichones. Feos y con  solo una fina piel blanca cubierta de poco plumón, parecia una criatura de otro planeta.
   Luego abuela lo encerraba en una jaula de alambres cerca de las brasas de la cocina y lo envolvía en un paño para que pensara era su madre que lo  acurrucaba.
   No sé por qué todos los pericos o cotorritas les llaman Pepe, es que son descendiente del mismo género- pensaba yo.
  El periquito fue creciendo gracias al maíz molido que le proporcionaba abuela y más tarde pedacitos de frutas que desbarataba en su pico con sus propias manos.
  Los domingos íbamos a ver a Abuela y a bañarnos en el rio Guaso.
   -Abuela, ¿Cómo está Pepe?-le gritábamos mientras nos poníamos los Chores para bañarnos.
   - Mírenlo ahí mismo, creciendo y ya le están saliendo las plumas.
    Pepe estaba emplumando con lindos  colores  verdes y azules y se nos quedaba mirando fijamente.
   -¡Abuela! ¡Abuela!- repetía el perico ya en sus primeras palabras en español. Yo pensaba que hablaría en otro idioma algún día.
   -¡Luisa! ¡Pan! ¡Pan!
  Y mi pobre abuela corría a darle un pedazo de pan porque si no ronroneaba y ronroneaba el nombre de Abuela hasta que no recibiera su ración.
 Todo marchaba bien hasta  que mi primo Cucho bajó de las montañas y pernoctó por unos días en casa de abuela. Se llevaba a Pepe al patio trasero y allí parece que le enseño un lenguaje nuevo a fuerza de sobornarlo con pedazos de galletas.
  A partir de entonces cuando abuela recibía visitas Pepe se quedaba quieto un instante hasta identificar el sexo del visitante:
   -¡Puta! ¡Puta! Dame gallleeeeta.
  Y si era un hombre graznaba:
   -¡Maricón! ¡Maricón!
  Avergonzando a abuela Luisa rápidamente. Esta decidio desprenderse del ave que ya era  casi adulta y la liberó entre los árboles que circundaban el Rio Guaso.
    Pero por las mañanas un sonido  de garras en la ventana anunciaba la presencia de Pepe el perico:
    -¡Luisa, puta, pan pa la cotorrita! ¡Pan para la cotorrita!
    Y así obtenía lo que buscaba. Mi abuela paciente decía que se le pasaría hasta que le llegara la época de celo.

   Y así mismo ocurrió. Un día Pepe no fue más. Quizás emigró a zonas más amigables o encontró su media naranja. No supimos si era macho o hembra. 


DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO